Locos recuerdos

Hace un tiempo ya leí, en el blog de kati un cuento que había escrito de chiquita y no pude evitar buscar cosas que había hecho yo de pequeña. Y encontré muchas cosas que me dieron mucha gracia, lo delirantes que pueden ser los chicos es increíble. En general lo mejor son los finales que suelen ser muy abruptos. También encontré algunos de mi hermano en los que al final se morían todos o aparecían monstruos gigantes y cosas así. Siento que los hombres, además de ser más violentos, son más creativos en algún punto, las mujeres estamos demasiado encasilladas en los clichés de los cuentos de hadas. La mala noticia es que parece que no progresamos mucho cuando crecemos, aunque esto se da en los dos casos: ellos siguen jugando con sus autitos y nosotras esperando al príncipe azul.

Bueno... la cuestión es que encontré este diálogo que escribí más o menos cuando tenía 8 años y me dio un poco de gracia


En una oficina, detrás de un escritorio, se encuentra el director de un equipo de basquet. De repente se abre la puerta y entra un enano.
-Buenos días -dice amablemente el enano-.
-Buenos días -responde el director -¿qué desea?
-Yo quiero trabajar en su club.
-¿De qué? ¿De administrativo, en mantenimiento o en limpieza?
-No, no.
-¿Entonces? ¿De qué? -preguntó asombrado el director-.
-Perdón, ¿usted no es el director de un equipo de basquet?
-Sí -afirmó el hombre-.
-Entonces no haga preguntas absurdas.
- Ah!! Ya entiendo, usted quiere entrar a la tercera división ¿no?
-No, ¡¿cómo se le ocurre que un hombre de mi edad puede llegar a jugar con niños?!
-¿Entonces?...-dudó el director-.
-Entonces ¿qué? –Preguntó el enano-.
-¿Entonces?...
-Entonces ¿qué?!!!
-¿Entonces usted quiere entrar a la primera división?-preguntó el director atónito.
-Claro, ¿qué pasa? ¿Cree que soy muy viejo?
-No, no, es que...
-Es que ¿qué?
-Es que usted es muy bajito.
-¿Bajito? Soy un enano, qué ¿no se había dado cuenta?
-¿Y quiere trabajar en un equipo de basquet?
-Si ¿qué quiere? ¿Que trabaje en un circo? -dijo el enano enfadado-.
-No, yo no dije eso.
-Pero lo pensó.
-Es que los aros están muy altos.
-¿Y qué? Si todos los alcanzan.
-Si, pero los jugadores profesionales son muy altos.
-Ve ese es el problema de ahora. Nunca prueban cosas nuevas -dijo muy enojado el enano, y se fue.