martes, 11 de diciembre de 2007

Hola, mi nombre es "pipi" (capítulo dos)

El amor por los apodos:

Además de mi, nunca mejor utilizado, sobre-nombre lo que me encanta son los apodos que me ponen mis amigos. Y que me hacen pensar mucho en la necesidad y el amor que tenemos por acortar el nombre de las personas, por darles un toque más personal, amigable y demás. Porque en general éstos cambios se hacen sobre el nombre original de una persona, para no tener que decirlo completo, así en lugar de decir "che, Bernardino me dejás sentarme en tu sillón un ratito? dale, no seas ortiva" (como seguramente alguna vez le dijeron a Rivadavia), le podrían haber dicho "ber" o "presi" dependiendo del grado de confianza, claro. En cambio en mi caso vienen a ser apodos hechos en base de un apodo, no es que "pipi" sea demasiado largo o complicado, simplemente son formas cariñosas que tenemos las personas de llamar a otras.

"Pipona", "pipon", "pipo", "paich", "paipon" o simplemente "pi" son algunos de los que me pusieron a lo largo de estos años y que me encantan porque los siento con mucho amor.

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