Hola, mi nombre es "Pipi" (la historia)

Desde que tengo uso de razón (o tal vez antes, teniendo en cuenta relatos familiares) mi nombre real fue pseudo reemplazado por "pipi".
Ya en el jardín compañeritos, maestras y demás me conocían por este apodo, y en muchos casos como "La Pipi".
Llegado el año 1995 me cambié de colegio para empezar la primaria donde también todos (los directores del colegio, el señor del kiosco, las mujeres de maestranza, etc.) me conocían con este apodo que ya comenzaba a convertirse en mucho más que eso. Es más, me acuerdo cuando en quinto grado se acercó una maestra de inglés y me dijo "disculpame pipi, cómo era tu nombre?". A partir de ese momento me di cuenta de la seriedad que había tomado el asunto.
Después de 12 años de vida y más o menos 11 de ser "Pipi" viene la secundaria. "Sí, mi oportunidad para volver a mis raíces nominales". Ojo! no porque no me gustara mi, a esta altura, nombre adoptivo, sino que pensaba que ya estaba empezando a crecer y, seamos sinceros, no es muy serio que una chica ya adolescente y en vistas de convertirse en una mujer se llame "Pipi". Sin embargo, y para nada a mi pesar, el plan falló. No puedo decir exactamente qué salió mal, pero a un par de meses de empezadas las clases mis compañeros se enteraron de mi nombre adoptivo y siguieron llamandome así por el resto de los años.
Hoy tengo 19 años y ya empezada la facultad mis compañeros me dicen "Pipi".
Siempre me imagino cuando sea grande y sea "Doña pipi", pero para eso también tendría que usar batones como los que usaba mi abuela y baldear la vereda en pantuflas y no siento que eso vaya a pasar, aunque... nunca digas nunca.