miércoles, 10 de junio de 2009
Abstracción
Me pone muy nerviosa, pero me encanta a la vez, mirar sólo la boca de las personas cuando hablan. Sólo ver cómo se mueven sus labios, cómo se mueve la lengua en relación a los dientes. Es increíble al punto de abstracción que se puede llegar cuando ya ni los sonidos parecen encajar con esos movimientos que se sienten tan ajenos. Taparle la cara a alguien, aunque sea mentalmente, de la nariz hacia arriba y observar cómo habla sin casi escuchar las palabras. Volverme loca mirando esos labios que parecen moverse totalmente independientes de esa persona, se mueven muy rápido como para tener conciencia de que los estamos moviendo, muy rápido para pretender que esos movimientos tengan relación con los sonidos que emitimos. El nivel de abstracción al que se puede llegar es tal que deja de tener sentido todo, como cuando repetís mucho una palabra, cualquiera, y te das cuenta de que nada tiene sentido, nada de lo que decimos, de lo que escribimos: es pura fantasía. Creemos que lo que decimos tiene sentido, pero no. Creemos que cuando hablamos hacemos algo más que mover la boca de una forma muy graciosa, pero no.
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1 comentario:
Entonces leete algún cuento de Felisberto Hernández, que seguro te va a gustar.
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